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Excesos y etiquetados: el juego como puente para el diálogo sobre salud y alimentación

De la mano de Dejusticia y Tell Business Storytelling construimos una conversación diferente sobre los etiquetados en Colombia. Hablamos sobre alimento y responsabilidad, todo a través de la participación activa y lúdica.

El etiquetado nutricional en Colombia en 2018 y 2019 era aún un proyecto de ley sin aprobar. Aunque la información nutricional ya estaba en los productos, los consumidores no siempre entendían qué significaban las advertencias, o si realmente había un exceso en ciertos ingredientes como azúcar, grasa o sodio. Dejusticia nos propuso el reto de salir a la calle y hacer que las personas comprendieran de forma lúdica la importancia de estas advertencias, invitándolas a cuestionar las decisiones que toman al comprar productos alimenticios.


El primer paso fue convertir la etiqueta en una conversación. Dejusticia hizo la tarea de revisar cómo había sido la recepción de los etiquetados en Latinoamérica y, a partir de ahí, decidimos usar un enfoque visual y lúdico con el objetivo de captar la atención de los consumidores y hacerlos reflexionar sobre el contenido de los productos que consumen diariamente y los responsables frente a estas problemáticas.



Creamos un dispositivo urbano en alianza con Tell Business Storytelling para poder dialogar en 2 puntos de Bogotá, donde exhibimos productos alimenticios de consumo común, como compotas, jugos y cereal, pero con un enfoque particular: cada uno venía el equivalente del azúcar que contenía. Por ejemplo, un tarro de compota mostraba cuántas cucharadas de azúcar realmente estaba consumiendo una persona al tomar ese producto. Queríamos que los consumidores no solo vieran las cifras en las etiquetas, sino que pudieran visualizar el exceso de una manera que no podían ignorar.



Con este dispositivo buscamos abrir un diálogo sobre quién es responsable de la salud alimentaria de los colombianos: ¿es responsabilidad del consumidor leer las etiquetas y tomar decisiones informadas? ¿O debería ser el Estado quien regule más estrictamente los productos que llegan al mercado? ¿Qué papel juega la industria en todo esto? ¿Está haciendo lo suficiente para ofrecer productos saludables?


La conversación, en este caso, fue el centro del proyecto. Cada vez que nos acercábamos a las personas para preguntarles sobre su percepción de las etiquetas nutricionales, la mayoría mostraba un desconocimiento claro sobre lo que significaban las advertencias de "exceso en azúcar" o "exceso en sodio". Sin embargo, al ver el equivalente visual del azúcar contenido en productos como las compotas, los participantes comenzaron a cuestionarse si realmente están tomando decisiones informadas cuando compran estos productos.


El reto no era solo comunicar los datos, sino hacer que los consumidores se cuestionaran por qué, a pesar de tener las advertencias sobre los excesos de azúcar y sodio en los productos, no siempre prestan atención a esos detalles. Al generar una conversación abierta con los transeúntes, logramos que muchas personas reconocieran y conversaran sobre la responsabilidad alrededor del consumo de productos alimenticios.






"¿Toda esa azúcar tiene una compota?"

Participante

Nuestro Alcance

5-80

Edad de participantes

2

Espacios

1

Ciudades

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