
Hablemos de la felicidad: Bienal de Arte de Bogotá
Promovimos el diálogo y la reflexión entendiendo la felicidad, el juego, la fiesta y el encuentro como gestos emancipatorios.
En el marco de la Bienal de Arte y Ciudad de Bogotá 2025: Ensayos sobre la Felicidad, desde Easy Data Viz llevamos la conversación sobre la felicidad al espacio público a través de una serie de dispositivos itinerantes que invitaron a jugar, reflexionar y responder colectivamente. En estas conversaciones abordamos la felicidad no como un estado ideal o una meta alcanzable, sino como un territorio complejo y contradictorio, atravesado por tensiones entre el deseo y la obligación de “ser feliz”, entre lo individual y lo común.
La bienal cuestionó la cultura del bienestar impuesta, la superficialidad del optimismo constante y las desigualdades que definen quién puede, o no, acceder a la felicidad. Por eso, nuestros dispositivos se sumaron a esa conversación crítica desde la calle: espacios donde las personas podían detenerse un momento, hacerse preguntas y compartir sus propias definiciones de felicidad. En lugar de buscar respuestas únicas, propusimos una lectura emocional y ciudadana de la felicidad, tejida entre risas, recuerdos y datos, entre la reflexión íntima y el juego colectivo.

Las líneas curatoriales de la Bienal se convirtieron en punto de partida para crear experiencias vivas. Desde el Goce hasta el Optimismo Tóxico, las traducimos en dinámicas de juego y conversación que nos recordaron que la felicidad no es una meta, sino una práctica.
Soy feliz cuando…
El primer dispositivo partía de una pregunta simple: “Soy feliz cuando…” . Esta pregunta abrió una reflexión colectiva sobre el equilibrio entre la intimidad y la compañía, entre el bienestar individual y el vínculo social. Las respuestas, marcadas por cientos de personas, dibujaron un mapa emocional de la ciudad y mostraron que la felicidad, en Bogotá, tiene múltiples formas y ritmos. Este ejercicio se convirtió en una visualización emocional de la ciudad: un mapa cambiante hecho con votos, colores y reflexiones que revelaron cómo habitamos el afecto en lo urbano.
El juego y el ocio como territorio común
El segundo dispositivo transformó el espacio público en un territorio de juego. Con trompos, yoyós, baleros, dominó, parques y golosa, invitamos a recuperar el goce como práctica común, a reivindicar el juego como gesto de felicidad compartida. Por unos minutos, los transeúntes dejaron el tránsito apurado y se unieron a una coreografía espontánea de risas, recuerdos y nuevas conexiones. En medio del ruido de la ciudad, propusimos un espacio para hacer una pausa. Jugar como gesto de resistencia frente al ritmo acelerado de la ciudad.
Lo que comenzó como un gesto simple —preguntar, jugar, detenerse— terminó convirtiéndose en una lectura sensible de la ciudad. Los datos emocionales que emergieron de los dispositivos mostraron que la felicidad no se puede medir solo con números, sino con encuentros, silencios y momentos de conexión.
"La ciudad necesita más espacios de diálogo y felicidad como este"
Ciudadano
Nuestro Alcance
101
Días
+3000
Interacciones
12
Facilitadores
